martes, 21 de junio de 2016

FAMILIAS VALIENTES y DECIDIDAS

FAMILIAS VALIENTES y DECIDIDAS, FAMILIAS DE RESOLUCION
Por: Carlos Figueroa
Tema: Restauración de los principios y roles de la familia
Texto: »Por lo tanto, teme al Señor y sírvelo con todo el corazón. Echa fuera para siempre los ídolos que tus antepasados adoraron cuando vivían del otro lado del río Éufrates y en Egipto. Sirve sólo al Señor. Pero si te niegas a servir al Señor, elige hoy mismo a quién servirás. ¿Acaso optarás por los dioses que tus antepasados sirvieron del otro lado del Éufrates? ¿O preferirás a los dioses de los amorreos, en cuya tierra ahora vives? 

Pero en cuanto a mí y a mi familia, nosotros serviremos al Señor. Josué 24:14-15 NTV
Deseo que experimente las recompensas reservadas para aquellos que aceptan sin temor las responsabilidades que Dios ha dado a todos los hombres y mujeres, más allá de fracasos anterio­res. Vivir con audacia, aquí y ahora, la vida que Dios planeó, y dejar un legado firme para las generaciones futuras debe ser nuestra prioridad y propósito familiar, desafortunadamente si los principios y los roles familiares no se aplican de acuerdo al diseño de Dios resultara en lo contrario.
Quiero mostrarle a continuación la luz de la Biblia ejemplos de familias que experimentaron crisis, fracasos y vivieron fuera de la voluntad de Dios:

Cuando no se aplican los Principios y se pierden los roles
Adán y Eva. El hogar un campo de dolor: Enemistad, dolor, guerra y muerte. 
Génesis 3:9
Noé y su Hijos. Su Hijo Cam deshonra la autoridad del Padre.  
Ver 22-23 Génesis 9:1-28
 Abraham y Sara. Dejaron de confiar en las promesas de Dios. Génesis 16
Isaac y Bebeca. Tenían preferencias entre hijos y causó división. Génesis 25
Judá. Un hombre entrega su Identidad, autoridad, fuerza. Prefiriendo el pecado 
Ver 18 Génesis 38
Jacob.  Maldice a su hijo Isacar y por generaciones fueron afectados. 
Génesis 49:14-15.
El Rey Acab. La pasividad del hombre para dirigir y su incapacidad como autoridad
hizo que su mujer Jezabel comenzara a dirigir haciendo que todo un pueblo se perdiera 
en la idolatría y dejaran de buscar a Dios. 1 Reyes 16:29 – cap 19
Eli. No asumió su responsabilidad como líder y autoridad espiritual paterna su
descendencia fue exterminada y fracasó su trabajo. 1 Samuel 1- 4. Ver 4:12-15.

Ahora bien, la Palabra de Dios nos está llamando a «ponernos de pie» para ser lo que Él quiso que fuéramos y cumplir su propósi­to para nosotros. Podemos continuar así y ser incapaces de aprender de los errores de los que nos precedieron, o marcar un nuevo sendero de fidelidad para nuestros hijos y para las múltiples generaciones que vendrán. Es hora de tomar algu­nas decisiones importantes. (Tomado del libro reto de Valientes para hombres)

Y LEVANTARNOS COMO FAMILIAS VALIENTES y DECIDIDAS, FAMILIAS DE RESOLUCION.

SUGERENCIAS BÁSICAS PARA QUE TU HIJO CREZCA FELIZ

SUGERENCIAS BÁSICAS PARA QUE TU HIJO CREZCA FELIZ

Por: Lili Gallegos
Educar es una de las tareas más difíciles a las que nos enfrentamos los padres. Y, aunque no existen fórmulas mágicas, sí hay algunas cuestiones clave que tenemos que manejar con soltura. Nunca es pronto para comenzar a educarle. Estas son las reglas básicas para conseguir que tu hijo crezca feliz.

1. Un ejemplo vale más que mil sermones
Desde muy pequeños los niños tienden a imitar todas nuestras conductas, buenas y malas.
Podemos aprovechar las costumbres cotidianas -como saludar, comportarnos en la mesa, respetar las normas al manejar- para que adquieran hábitos correctos y, poco a poco, tomen responsabilidades.
De nada sirve sermonearle siempre con la misma historia si sus padres no hacen lo que le piden.

2. Comunicación, diálogo, comprensión.
Las palabras, los gestos, las miradas y las expresiones que utilizamos nos sirven para conocernos mejor y expresar todo aquello que sentimos. Por eso, incluso durante el embarazo, hay que hablar al bebé.
Debemos continuar siempre con la comunicación. Hablarle mucho, sin prisas, contarle cuentos y también dejar que él sea quien nos los cuente.
¿Has probado a hacerle una pregunta que empiece con «¿Qué piensas tú sobre...»? Así le demostramos que nos interesa su opinión y él se sentirá querido y escuchado.

3. Límites y disciplina, sin amenazas.
Hay que enseñarle a separar los sentimientos de la acción. Las normas deben ser claras y coherentes e ir acompañadas de explicaciones lógicas.
Tienen que saber lo que ocurre si no hace lo que le pedimos. Por ejemplo, debemos dejarle claro que después de jugar tiene que recoger sus juguetes.
Es importante que el niño -y también nosotros- comprenda que sus sentimientos no son el problema, pero sí las malas conductas. Y ante ellas siempre hay que fijar límites, porque hay zonas negociables y otras que no lo son. Si se niega a ir al colegio, tenemos que reconocerle lo difícil que es a veces madrugar y decirle que nosotros también lo hacemos.

4. Dejarle experimentar aunque se equivoque.
La mejor manera para que los niños exploren el mundo es permitirles que ellos mismos experimenten las cosas. Y si se equivocan, nosotros tenemos que estar ahí para cuidar de ellos física y emocionalmente, pero con límites.
La sobreprotección a veces nos protege a los padres de ciertos miedos, pero no a nuestro hijo. Si cada vez que se cae o se da un golpe, por pequeño que sea, corremos alarmados a auxiliarle, estaremos animándole a la queja y acostumbrándole al consuelo continuo. Tenemos que dejarles correr riesgos.

5. No comparar ni descalificar.
Hay que eliminar frases como "aprende de tu hermano", "¿Cuándo vas a llegar a ser tan responsable como tu prima?" o "Eres tan chillón como ese niño del parque."
No conviene generalizar y debemos prescindir de expresiones como "siempre estás pegando a tu hermana" o "nunca haces caso."
Seguro que hace muchas cosas bien, aunque a veces se porte mal. Cada niño es único, no todos actúan al mismo ritmo y de la misma manera.
Frases como "tú puedes nadar igual de bien que tu hermano, inténtalo. Ya lo verás", transforman su malestar en una sonrisa y le animan a conseguir sus metas.

6. Compartir nuestras experiencias con otros padres.
Puede sernos muy útil. Así, vivir una etapa de rebeldía de nuestro hijo, algo muy frecuente a determinadas edades, puede dejar de ser una fuente de angustia tremenda y convertirse, simplemente, en una fase dura pero pasajera. Puede ayudarnos a minimizar los «problemas» y, por tanto, conseguir que nos sintamos mejor y actuemos más tranquilos.
Si estamos desorientados, preocupados o no sabemos cómo actuar, siempre podemos consultarlo con un profesional. No tenemos nada que perder.

7. Hay que reconocer nuestras equivocaciones.
Tenemos derecho a equivocarnos y eso no significa que seamos malos padres. Lo importante es reconocer los errores y utilizarlos como fuente de aprendizaje.
Una frase sencilla como "perdona hijo", refuerza su buen comportamiento y nos ayuda a sentirnos bien.

8. Reforzar las cosas buenas.
Está comprobado que los refuerzos positivos, gestos de cariño y estímulos, resultan más eficaces a la hora de educar que los castigos. Por eso siempre debemos darle apoyo afectivo y dejar que sea él quien, según su capacidad, resuelva los problemas.
Los niños son muy sensibles y los calificativos como "tonto" o "malo" les hacen mucho daño y pueden afectar de modo negativo a la valoración que tienen de ellos mismos.
Debemos ser generosos con todo aquello que les hace sentirse valiosos y queridos. Si le premiamos con caricias, abrazos o palabras positivas estamos construyendo una buena autoestima.
Tan importante como rectificar sus malas conductas es reconocer y reforzar las buenas.

9. No hay que pretender ser sus amigos.
Aunque siempre conviene fomentar un clima de cercanía y confianza, eso no significa que debamos ser sus mejores amigos.
Mientras que entre los niños el trato es de igual a igual, nosotros, como padres y educadores, estamos situados en un escalón superior. Desde allí les ofrecemos nuestros cuidados, experiencia y protección pero también nuestras normas.
Buscar su aprobación continua puede ser un arma de doble filo, ya que la amistad también es admiración y confianza y le resultará muy difícil confiar en nosotros si no sabemos imponernos.
Un buen padre no es aquel que cede de modo continuo y no enseña, si no el que le demuesta que es capaz de asumir la responsabilidad de su educación.

10. Ellos también tienen emociones.
A veces pensamos que solo nosotros nos sentimos contrariados y que los niños tienen que estar todo el día felices. Pero también tienen preocupaciones.
Su mundo emocional es igual o más complejo que el nuestro, por eso conviene dar importancia a sus emociones y ser conscientes de ellas. Debemos ayudar a nuestro hijo a ponerle nombre a lo que experimenta y siente.
Una frase como "entiendo cómo te sientes", nos hace ver empáticos y con el ejemplo para enfrentar sus problemas y ser optimistas en que los pueden resolver.

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PROPÓSITO Y OBJETIVO DE LA PATERNIDAD

DEVOCIONAL: PROPÓSITO Y OBJETIVO DE LA PATERNIDAD

Objetivo: Reconocer y aceptar el Propósito de Dios con la Paternidad.
La familia es una institución sagrada. Aunque no podemos descuidar los asuntos de la rutina diaria, no podemos olvidar que es Dios quien ha dado la pauta o diseño para la vida de familia. Dios instituyó la familia como la primera unidad de la sociedad, y en toda la Escritura la familia es central para su obra en el mundo.
¿Cuál piensas es el principal propósito de la paternidad? Veamos dos propósito de la paternidad:


A. “GLORIFICAR A DIOS”
Dios no necesitaba crearte, pero El escogió crearte para Su propio deleite. Tú existes para Su gloria, Su propósito y
Su deleite. Traerle deleite a Dios, vivir para su placer, es el primer propósito de tu vida. Cuando entiendes totalmente esta verdad, nunca jamás tendrás el problema de sentirte insignificante. Eres así de importante para Dios y El te considera lo suficientemente valioso.
Nuestro objetivo no es meramente resolver los conflictos familiares y tener un poco de paz. Si participamos en el gran plan de Dios, estamos formando vidas para la eternidad. Estamos ayudando a formar el carácter del hijo, para que dé testimonio de la gloria de Dios, este propósito podemos cumplirlo cuando, oramos en familia, estudiamos la Biblia y crecemos espiritualmente en una congregación de sana doctrina .

B. CRIAR E INSTRUIR EN AMOR
Al criar bien a los hijos estamos cumpliendo propósitos divinos de acuerdo con la voluntad de Dios.
¡Cuán triste que muchos padres no puedan disfrutar de sus hijos! En vez de crear felicidad, los hijos se convierten en un centro de conflictos y fuente incesante de contrariedades y frustración. Pero no tiene por qué ser así. Los padres pueden disfrutar de sus hijos y los hijos de sus padres. Si los padres cumplen su función, será más fácil para los hijos conocer a Dios y caminar en caminos de justicia, ya que tienen un buen ejemplo en ellos. La mayoría de los padres en este tiempo dejan la labor de formar a las instituciones educativas.


CONCLUSIÓN: Si usted ha reconocido hoy el Propósito que Dios tiene con la Paternidad, entonces oremos aceptando e involucrándonos en este Plan Divino. (RECUERDE LA IMPORTANCIA DE CONGREGARSE)

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