miércoles, 26 de mayo de 2021

CUANDO SE NOS ARRUGA EL CORAZÓN­

Tomando decisiones en la crianza de nuestros hijos e hijas.

Por: Adriana Maturana

En el proceso de crianza que vivimos con nuestros hijos e hijas,  disponemos de nuestro afecto,  de nuestras habilidades, actitudes y conductas para modelar y/o acompañarlos con el fin de lograr un bienestar mayor al que nosotros como padres desarrollamos en nuestra formación en  etapas anteriores a la paternidad.

Reconocemos en muchas ocasiones la importancia de resaltar y celebrar los logros de nuestros hijos e hijas, pero otras veces se nos “arruga el corazón” cuando a través del ejercicio de nuestra autoridad eficaz colocamos limites que les impiden acceder a sus deseos inmediatos y nos enfrentamos a reacciones, como: llanto incontrolable, enojo, expresiones groseras verbales y físicas, rostros de tristeza e inconformismo, entre muchas respuestas que nos llevan a que se nos “arrugue el corazón” , es decir que nos hacen sentir ”tristes, malos padres y/o cuidadores o ansiosos” y dejamos entonces de lado aquel limite que queríamos establecer para obtener un mejor comportamiento de parte de nuestros hijos e hijas.

El establecimiento de limites o pautas que moldeen el comportamiento de nuestros hijos e hijas es fundamental para generar en ellos autocontrol al recibir una instrucción clara con respecto al alcance que pueden tener con sus comportamientos, de esta misma forma facilita el manejo de impulsos, genera respeto hacia si mismo y hacia los que los rodean, entre otros beneficios. Por esta razón es indispensable que tengamos en cuenta aspectos como los siguientes para fortalecer nuestra paternidad y/o cuidado:

1.Identificar nuestros pensamientos:  


Nuestra forma de pensar es uno de los aspectos que guían nuestra conducta, por esto es importante prestar atención a lo que hay en nuestra mente y corazón.

Poseemos pensamientos positivos que nos hacen sentir bien y que nos llevan a actuar con seguridad, convicción y tranquilidad, pero también poseemos aquellos que nos lleva a distorsionar los asuntos de la vida diaria y nos generan ansiedad, tristeza e inseguridad entre otros aspectos.

Revisemos algunos de los pensamientos erróneos que nos dificultan generar correctivos eficaces en el comportamiento de nuestros hijos e hijas.­


Pensamiento polarizado

 

Este tipo de pensamiento nos lleva a clasificar las situaciones en extremos opuestos. Ejemplo: “ Si aplico una corrección a mi hijo/hija soy malo, si no lo corrijo soy un buen padre y/o cuidador”

  

Filtraje

 

Valoramos una situación global de manera negativa: ‘no soporto que mi hijo e hijo llore cuando le aplico una sanción’, ‘no aguanto que me mire con enojo cuando le digo que no puede hacer algo que quiere’

 Visión catastrófica

 

Pensamos en la posibilidad de que ocurrirá algo peor: “y si le hago un llamado de atención por lo inadecuado que hizo y sucede algo peor…’

  

Culpabilidad

 

Asumimos y cargamos con toda la responsabilidad de las acciones viéndonos como personas viles o indignas: “es mi responsabilidad que la conducta de mi hijo y/o hija sea así por eso no lo sanciono o le retiro aquello con lo que se satisface (juguetes, televisión...”, “por culpa mía’

 

Falacia de recompensa divina

 

Este pensamiento nos dirige a esperar que los problemas cambien por sí solos, esperando recibir una recompensa: "todo cambiará mañana, hoy no le voy a decir lo inadecuado de su comportamiento porque él o ella mañana no lo volverá a hacer”

 

  

Razonamiento emocional

 

Si uno se siente de un modo determinado es de considerar que hay un motivo real para sentirse así: “me siento así porque esto está sucediendo”.

Teniendo claridad con respecto a estos pensamientos el siguiente paso es observarlos, registrarlos y comentarlo a nuestros familiares, amigos para que nos acompañen en la construcción de formas diferentes de pensar.

 2. Colocar en una balanza pensamientos y emociones.

Es importante tener en cuenta que nuestro Ser se compone de nuestro cuerpo, alma (pensamientos y sentimientos) y nuestro espíritu. Nuestro pensamiento es una parte importante pero no lo es todo, conforma un solo aspecto que no debe estar por encima ni por debajo del resto de elementos de nuestra vida.

Cada día debemos validar nuestra forma de pensar para modificar los pensamientos que son erróneos. Una forma es observar lo que estos producen en nosotros al momento de instruir a nuestros hijos e hijas, determinando si nos generan inseguridad, temer, culpa y nos hacen ineficientes ante la guía y dirección que nuestros hijos e hijas necesitan para formarse integralmente y/o sanamente y lo medimos cuando su comportamiento no mejora tornándose irrespetuoso, individualista, poco empático entre algunos aspectos.

Sabias que, para que las plantas tengan un buen crecimiento y reproducción deben recibir las cantidades adecuadas de sustancias?, para esto se tiene en cuenta lo que es conocido como factor limitante, con el que se considera que en una planta se limita el crecimiento, desarrollo, la reproducción o la actividad no solo por la escasez de los recursos que la sustentan, sino también por el exceso de estos.  Lo que nos invita a considerar que si estas requieren un equilibrio para su bienestar mucho mas nosotros debemos fijarnos un equilibrio interior que nos permita desarrollar nuestras capacidades y la de los que nos rodean.

Ni la omisión en las reglas, limites o pautas ni el exceso de estas apuntan a la salud mental de la familia.

3. Tener convicción.

Cada día debemos mantener la seguridad de que estamos haciendo lo mejor al establecer pautas o limites a nuestros hijos e hijas, que ellos necesitan y esperan de nosotros esta forma de protección al indicar lo adecuado o inadecuado de una conducta, la comunicación de los beneficios y perjuicios de sus  comportamientos y la enseñanza de evitar transgredir la norma y posteriormente tener inconvenientes legales, son aspectos que conforman una ley universal concebida desde el cielo y sobre todo es una maravillosa muestra de amor.

Bien es cierto que el corazón se nos “arruga” y nos duele educar pero cuando en nuestro Ser existe la convicción de estar haciendo lo que complace a nuestro Padre Celestial y por amor a las personas que nos han sido dadas para su cuidado, me fortalezco para cumplir con valentía la tarea.

martes, 11 de mayo de 2021

Taller para Familia "El Poder de la Gratitud" Laboratorio de la Felicidad

 



La gratitud es un valor que todos debemos desarrollar, esta nos permite ver la vida de una forma diferente, ayuda a acercarnos a las personas y trae beneficios a nuestra salud física y mental.  
Objetivo: Afianzar el valor de la Gratitud al interior de la familia propiciando un ambiente saludable que influya de manera positiva  en el área física , emocional y relacional.

TIPS

1.Pasa tiempo con tus seres queridos:
Las personas agradecidas saben que no han llegado a donde están sin ayuda de nadie y, para ellos, pasar tiempo con sus seres queridos es un hábito. "Ser agradecidos ayuda a conectar con otras personas. "Refuerza las relaciones y estas son los mejores indicadores de felicidad y de estrés".
2.Reconoce el valor de las pequeñas cosas:
Los pequeños momentos del día a día —como coger el Transmilenio justo antes de que se cierren las puertas o que tu mascota te reciba efusivamente cuando llegues a casa— también son importantes. Hay que dar las gracias por ellos.
3.Ayuda a que otras personas lo hagan también:
Los pequeños gestos de amabilidad marcan la diferencia cuando se trata de ser una persona agradecida. Estas personas reconocen y devuelven cada muestra de amabilidad que se les ofrecen, ya sea un simple cumplido, una ayuda o recibir flores "porque sí". Existen estudios que confirman que este tipo de amabilidad alegra a las dos personas.
4.Se voluntario:
Todo el mundo necesita un poco de ayuda de vez en cuando, y las personas agradecidas saben que no hay otra manera de ayudar que pasar a la acción, la gratitud puede hacerte feliz que las personas que hacen un voluntariado se sienten agradecidas por la experiencia de dar algo a cambio.





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miércoles, 5 de mayo de 2021

Crisis de autoridad

 

¿A DONDE NOS LLEVA LA CRISIS DE AUTORIDAD EN LA FAMILIA?

Por: Susan Prieto

¿Qué deben hacer los padres para enseñar sus hijos a respetar a la autoridad?

Cuando hablamos del estilo de crianza que se establece en el hogar, algunos  padres se sienten inseguros y desorientados, ya que cuando han querido aplicar alguna norma, los hijos no les hacen caso, en la familia se respira sensación de caos, por las faltas de respeto entre los progenitores  y sus hijos, la situación se agrava con la adolescencia ya que aquí la crisis de autoridad es aún más evidente: los hijos sienten una sensación de abandono y de pérdida de referencia. Muchas veces piden a gritos, directa o indirectamente, que los padres los guíen de forma asertiva.

Pero equivocadamente, muchos padres buscan complacer a sus hijos, evitándoles cualquier conflicto, problema o frustración. Parece que existiera un temor por contradecirlos, confrontarlos o negarles cualquier cosa que pidan, creando de este modo niños más egoístas, demandantes, impulsivos e incluso agresivos.

Los niños no respetan a sus padres porque no están aprendiendo a hacerlo, los padres deben disciplinar e instruir a sus hijos teniendo siempre en cuenta su valor y dignidad como seres humanos. Ninguna disciplina debe humillar o menospreciar ni debe aplicarse cuando el padre o la madre estén enojados. La actitud de los padres hacia los hijos debe ser de amor, respeto y aprecio durante toda la vida porque: “Los hijos son un regalo de Dios” (Salmo 127:3-4).


Dios es el creador de la familia y ama el orden y ha dejado claro cómo debe estar organizada para funcionar bien: (1 Corintios 14:33). Al esposo lo ha nombrado cabeza de la familia, es decir, le ha encargado dirigirla. Para ello, él también debe respetar la autoridad de Jesucristo, quien es su cabeza.

Por tanto, el buen esposo no evade sus deberes, sino que los asume como un verdadero hombre. Eso sí, tampoco es un dictador ni un opresor. Todo lo contrario: es cariñoso, amable y prudente. Nunca olvida que su autoridad tiene límites, debe seguir el ejemplo de Cristo al dirigir a su familia.

La mujer por su parte, dentro de su rol, es quien apoya y colabora con su esposo, y nunca lo menosprecia, manipula ni trata de ocupar su lugar. Cuando no está de acuerdo con él, se lo expresa con respeto, pero no con una actitud tosca contra sus decisiones.

En cuanto a los hijos deben ser formados desde pequeños en honrar a su padre y a su madre tratándolos con respeto, con cortesía y muestras de aprecio, proverbios 22.6: “Enseña al niño el camino en que debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartará de él”.

Las familias donde todos cumplen la función que Dios les ha asignado, viven en paz y son más felices. La Biblia nos manda acatar la autoridad, independientemente de que el mundo sea cada día más rebelde (Proverbios 24:21), o si somos parte de otro tipo de familia, madre e hijo, abuelos y nietos, padre e hijos.

A continuación te Invitamos a evaluar la forma de enseñar autoridad en tu hogar, con unos sencillos pasos:

1. Escuchar sin interrumpir las opiniones. Lo importante es llegar a un acuerdo.

2. No defraudar la confianza de los hijos, ni engañarlos con promesas falsas, de lo contrario no van a volver a confiar en sus padres.

3. Enseñarles el valor de las palabras: por favor, gracias, lo siento. Pedir perdón en caso que nos equivoquemos, reconocer nuestros errores y agradecerles su esfuerzo al ayudarnos.

4. Decir NO en el momento que es necesario, sin miedo ni temor a sus reacciones ante las frustraciones. La vida también les ofrecerá desafíos y necesitan estar capacitados para enfrentarlos.

5. Hablarles sin gritar. Los gritos no nos dan más autoridad ni credibilidad ni infunden respeto. Los gritos fomentan el miedo, la desobediencia y la desconsideración.

6. Establecer normas o reglas de convivencia claras. Hacer una lista y ponerla en un lugar visible. Como por ejemplo: no interrumpir cuando mamá o papá hablan por teléfono, no jugar con el celular o con la consola mientras se está estudiando o pedir las cosas por favor.

7. Poner límites, ante cualquier insulto o falta de respeto debemos ser firmes y claros, explicándoles que ese tipo de trato no se admite en nuestra familia. Siendo coherentes con nuestros actos.

Finalmente, se trata de obtener el respeto sin imponerlo, tener autoridad sin caer en el autoritarismo y educar niños con valores.

“Recordemos que las crisis son buenas porqué nos obligan a darnos cuenta que la familia no está bien, son sanas porqué nos obligan a actuar y cambiar”.

 Fuente: https://www.hacerfamilia.com- https://www.guiainfantil.com

 


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