miércoles, 5 de mayo de 2021

Crisis de autoridad

 

¿A DONDE NOS LLEVA LA CRISIS DE AUTORIDAD EN LA FAMILIA?

Por: Susan Prieto

¿Qué deben hacer los padres para enseñar sus hijos a respetar a la autoridad?

Cuando hablamos del estilo de crianza que se establece en el hogar, algunos  padres se sienten inseguros y desorientados, ya que cuando han querido aplicar alguna norma, los hijos no les hacen caso, en la familia se respira sensación de caos, por las faltas de respeto entre los progenitores  y sus hijos, la situación se agrava con la adolescencia ya que aquí la crisis de autoridad es aún más evidente: los hijos sienten una sensación de abandono y de pérdida de referencia. Muchas veces piden a gritos, directa o indirectamente, que los padres los guíen de forma asertiva.

Pero equivocadamente, muchos padres buscan complacer a sus hijos, evitándoles cualquier conflicto, problema o frustración. Parece que existiera un temor por contradecirlos, confrontarlos o negarles cualquier cosa que pidan, creando de este modo niños más egoístas, demandantes, impulsivos e incluso agresivos.

Los niños no respetan a sus padres porque no están aprendiendo a hacerlo, los padres deben disciplinar e instruir a sus hijos teniendo siempre en cuenta su valor y dignidad como seres humanos. Ninguna disciplina debe humillar o menospreciar ni debe aplicarse cuando el padre o la madre estén enojados. La actitud de los padres hacia los hijos debe ser de amor, respeto y aprecio durante toda la vida porque: “Los hijos son un regalo de Dios” (Salmo 127:3-4).


Dios es el creador de la familia y ama el orden y ha dejado claro cómo debe estar organizada para funcionar bien: (1 Corintios 14:33). Al esposo lo ha nombrado cabeza de la familia, es decir, le ha encargado dirigirla. Para ello, él también debe respetar la autoridad de Jesucristo, quien es su cabeza.

Por tanto, el buen esposo no evade sus deberes, sino que los asume como un verdadero hombre. Eso sí, tampoco es un dictador ni un opresor. Todo lo contrario: es cariñoso, amable y prudente. Nunca olvida que su autoridad tiene límites, debe seguir el ejemplo de Cristo al dirigir a su familia.

La mujer por su parte, dentro de su rol, es quien apoya y colabora con su esposo, y nunca lo menosprecia, manipula ni trata de ocupar su lugar. Cuando no está de acuerdo con él, se lo expresa con respeto, pero no con una actitud tosca contra sus decisiones.

En cuanto a los hijos deben ser formados desde pequeños en honrar a su padre y a su madre tratándolos con respeto, con cortesía y muestras de aprecio, proverbios 22.6: “Enseña al niño el camino en que debe andar, y aun cuando sea viejo no se apartará de él”.

Las familias donde todos cumplen la función que Dios les ha asignado, viven en paz y son más felices. La Biblia nos manda acatar la autoridad, independientemente de que el mundo sea cada día más rebelde (Proverbios 24:21), o si somos parte de otro tipo de familia, madre e hijo, abuelos y nietos, padre e hijos.

A continuación te Invitamos a evaluar la forma de enseñar autoridad en tu hogar, con unos sencillos pasos:

1. Escuchar sin interrumpir las opiniones. Lo importante es llegar a un acuerdo.

2. No defraudar la confianza de los hijos, ni engañarlos con promesas falsas, de lo contrario no van a volver a confiar en sus padres.

3. Enseñarles el valor de las palabras: por favor, gracias, lo siento. Pedir perdón en caso que nos equivoquemos, reconocer nuestros errores y agradecerles su esfuerzo al ayudarnos.

4. Decir NO en el momento que es necesario, sin miedo ni temor a sus reacciones ante las frustraciones. La vida también les ofrecerá desafíos y necesitan estar capacitados para enfrentarlos.

5. Hablarles sin gritar. Los gritos no nos dan más autoridad ni credibilidad ni infunden respeto. Los gritos fomentan el miedo, la desobediencia y la desconsideración.

6. Establecer normas o reglas de convivencia claras. Hacer una lista y ponerla en un lugar visible. Como por ejemplo: no interrumpir cuando mamá o papá hablan por teléfono, no jugar con el celular o con la consola mientras se está estudiando o pedir las cosas por favor.

7. Poner límites, ante cualquier insulto o falta de respeto debemos ser firmes y claros, explicándoles que ese tipo de trato no se admite en nuestra familia. Siendo coherentes con nuestros actos.

Finalmente, se trata de obtener el respeto sin imponerlo, tener autoridad sin caer en el autoritarismo y educar niños con valores.

“Recordemos que las crisis son buenas porqué nos obligan a darnos cuenta que la familia no está bien, son sanas porqué nos obligan a actuar y cambiar”.

 Fuente: https://www.hacerfamilia.com- https://www.guiainfantil.com

 

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