martes, 21 de julio de 2020

Hablemos de la Discapacidad Intelectual

Hablemos sobre Discapacidad Intelectual (DI)
Por: Sandra Liliana Rodriguez Campos
Para empezar a hablar de discapacidad es necesario explicar de manera precisa este término.
Como se define en el manual de Discapacidad Intelectual de la AAIDD (American Association on Intellectual and Developmental Disabilities) la discapacidad intelectual se caracteriza por limitaciones significativas en el funcionamiento intelectual y la conducta adaptativa conceptual, social y práctica; se origina antes de los 18 años (2011, p. 42). Esas limitaciones del funcionamiento se deben considerar en el contexto comunitario de los iguales en edad y cultura; tiene en cuenta la diversidad cultural y lingüística, así como las diferencias en comunicación y en factores conductuales, motores y sensoriales; las limitaciones coexisten con capacidades; un objetivo importante de la descripción de limitaciones es el desarrollo de un perfil de necesidades de apoyos; y con los apoyos personalizados oportunos mantenidos a lo largo de un periodo, el funcionamiento de la persona con DI mejorará. 

Por lo anterior, la discapacidad intelectual hace referencia a un estado de funcionamiento específico que comienza en la infancia, es multidimensional y se ve afectado positivamente por los apoyos individualizados.
Para una comprensión adecuada de la noción de DI se sugiere un enfoque ecológico y multidimensional que refleje la interacción del individuo con su entorno. Las ventajas de comprender la naturaleza multidimensional de la DI son que:  

Reconoce las inmensas complejidades biológicas y sociales asociadas a la discapacidad.



 Captura las características esenciales de una persona con esta discapacidad 


Establece un marco ecológico para la provisión de apoyos.


Para profundizar lo anterior nos remitimos a lo planteado en el Manual de Discapacidad Intelectual donde se plantea que existe una evidencia clara de que la conexión entre los individuos y sus entornos facilita el funcionamiento humano. La facilitación de tal conexión incluye determinar el perfil e intensidad de las necesidades de apoyos para una persona particular y proporcionar los apoyos necesarios para mejorar el funcionamiento humano; estos apoyos son estrategias y recursos que promueven el desarrollo, la educación, los intereses y el bienestar de una persona y mejoran su funcionamiento individual. (Instituto de Medicina, 1991; Luckasson y 36 cols, 1992, 2002; Organización Mundial de la Salud, 2001).

El contexto describe las condiciones de interrelación de las personas y representa una perspectiva ecológica que incluye tres niveles como son:

A
El entorno social inmediato que incluye la persona y la familia; en nuestro trabajo se inicia por reconocer ese primer nivel de interrelación para proporcionar al niño y su familia herramientas para un ejercicio incluyente favorable para su desarrollo y evitar prácticas que lo excluyan de los entornos
B
La escuela y la comunidad, en este nivel se busca estructurar herramientas para  los miembros de la comunidad y así favorecer una práctica incluyente.
C
Los de influencias sociopolíticas, en este último nivel, lo que se busca es un cambio de pensamiento frente al abordaje de la DI.


Por todo lo anterior, nuestro interés es apoyar a las familias  para construir una cultura incluyente en cada uno de los ámbitos en los que la persona con discapacidad participe.




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