El
mundo Off- Line también existe
Por:
Susan Prieto
¿Qué
podemos hacer ante la adición a los videojuegos?
Cuando
se habla acerca de la adiciones generalmente relacionamos la adicción
únicamente al consumo de alguna sustancia, pero en una definición más amplia,
es: “pérdida del control, que se caracteriza por la práctica compulsiva
de una conducta, en donde hay daño o deterioro de la calidad de vida
de la persona debido a las consecuencias negativas”.
Aunque no vamos a olvidar que jugar videojuegos tiene aspectos positivos como el desarrollo de habilidades viso espaciales y solución de problemas, con frecuencia estos son utilizados por muchos niños y jóvenes como una alternativa para poder evadir sus problemas familiares, en este sentido debemos prestar especial atención, pues estas conductas pueden pasar a ser graves, teniendo en cuenta que; cuando los padres no pueden ocuparse de sus hijos por períodos largos de tiempo, los niños a su vez buscan refugio en más horas de videojuegos, provocando así problemas en el desarrollo social y académico.
La
buena noticia es que, para evitar una adicción a los videojuegos, se
anime a los hijos o hijas a practicar juegos de estrategia no violentos, adquirir
hábitos de lectura, fomentar el gusto por la música, el deporte, como también,
actividades que generen un reto intelectual, además se pueden tener en cuenta
otras herramientas como:
- Dejar claras las prioridades, las necesidades vitales y las tareas escolares priman por encima de cualquier entretenimiento, se puede acordar una hora al día entre semana para jugar, si se han cumplido los objetivos de deberes y estudio, que se hayan pactado previamente.
- Fijar un horario y tiempo de juego determinado. Es importante que los niños y jóvenes, no se vayan a dormir con el móvil a su habitación, lo mejor es acordar a qué hora se apaga el móvil y dejarlo en una zona común como puede ser el comedor.
- Evitar cortar el juego de golpe, anunciar unos minutos antes que el horario dedicado a los videojuegos llego a su fin por ese día.
- Mostrar una actitud de comprensión y cercanía que permita que el niño o la niña escuche, entienda y genere el diálogo entre ambos.
Por
último y no por eso menos importante, es recordar que menos tecnología,
consolas, juegos, gigas, redes y más amor y acompañamiento son
lo que requieren los niños y adolescentes para garantizarles una adecuada
atención, protección y seguridad.